Cómo Meditar de Forma Correcta
Meditar, aprender a estar presentes.
La meditación tiene beneficios terapéuticos y un impacto positivo sobre nuestra forma de relacionarnos con el planeta y con el resto, con lo que practicar esta técnica milenaria te va a ayudar a progresar tu salud física y mental.
La meditación, mejora tu salud física, mental y anímica.

Cómo Meditar de Forma Correcta
La meditación representa un espacio de calma personal que nos lleva a sentirnos en armonía con lo que nos circunda.
Qué es meditar
Dejemos que las palabras de un especialista nos introduzcan en la definición de meditar: «el silencio y la contemplación son transformadores por el hecho de que cambian nuestra realidad, y no hay una aventura mayor que la de adentrarnos en nosotros mismos».
En la sociedad occidental acostumbra a confundirse la meditación con la reflexión cuando, realmente, la meditación es el aprendizaje de la escucha y, percibir, un ejercicio de atención.
Si bien dicho de este modo pudiese parecer un complejo silogismo, meditar es tan fácil como aprender a escucharse a uno mismo, y estar atentos es querer, por el hecho de que solo prestamos atención a aquello que deseamos.
En suma, meditar es el camino que nos lleva a escucharnos y querernos a nosotros mismos, para poder hacerlo con el resto de una forma más plena y consciente.
Si saliéramos a la calle y preguntásemos de forma azarosa a quienes nos encontráramos qué es meditar, la mayoría afirmaría que es ‘dejar la psique en blanco’, lejos de la realidad, pues meditar consiste en buscar un objeto de atención para conseguir que nuestra psique esté atenta y presente.
La meditación se relaciona de manera frecuente con la psicoterapia y, más en concreto, con la Gestalt.
Conforme especialistas en tal terapia, las dos tienen en común los principios de aquí y ahora, el de caer en la cuenta y la responsabilidad; en suma, en las dos el propósito último es estar presentes, ser conscientes, y aceptar la responsabilidad o no de lo que nos sucede.
Específicamente, y llevado al plano de la psicoterapia, reconocer la causa u origen de nuestro sufrimiento para de este modo poder actuar sobre ella, o bien administrarla para eludir la frustración y el dolor en caso de que no pueda mudarse.
Finalmente, en un plano más espiritual, debe aclararse que la meditación no está asociada a ninguna religión concreta.
La meditación representa un espacio de calma y confianza que nos lleva a sentirnos en armonía con lo que nos circunda, a un mejor y más profundo conocimiento de nosotros mismos, y a la transformación personal.
Meditación y mindfulness son diferentes
Con determinada frecuencia, acostumbra a hablarse de meditación y mindfulness como sinónimos y, aunque hay bastantes semejanzas entre las dos, no son en lo más mínimo una misma práctica.
En verdad, la segunda es una adaptación moderna basada en las metodologías del budismo Zen, que fue desarrollada en los años setenta-ochenta del pasado siglo por el médico de Norteamérica y maestro de la Universidad de Massachussets, John Kabat-Zinn.
El mindfulness es indudablemente una herramienta de gran capacidad y posibilidades terapéuticas para reducir la ansiedad y otros trastornos graves a través de la atención plena.
Sin embargo el yoga y la meditación no se restringen a calmar o bien sanar, sino procuran una transformación interna radical de la persona desde una entendimiento última de lo que es la realidad.
En este sentido, el mindfulness o bien atención plena ya se aplica en la Unidad de Psicoterapia del Centro de salud Universitario La Paz de la capital de España en personas con dolor crónico o bien trastornos alimentarios.
Igualmente, se utiliza también con enfermos terminales en el Centro de Salud Joan March de Mallorca y en el Centro de Salud Miguel Servet de Zaragoza.
Bastantes personas se aproximan al yoga y la meditación para, en primera instancia, conseguir esos beneficios terapéuticos, pues lo común es que procuremos soluciones para nuestros inconvenientes más inmediatos.
No obstante, en un largo plazo estas prácticas nos dan la posibilidad de, primero conocer, para luego cambiar los viejos patrones de pensamiento y conducta, para intentar manejarlos y que cada persona se transforme de este modo en el dueño de su destino.
En India a esta circunstancia la llaman de forma metafórica cabalgar el tigre de tu personalidad.
Géneros de meditación
Hay muchas formas de meditar, si bien los modelos de meditación más conocidos son:
Meditación Budista: es el tipo más habitual y consiste en adiestrar nuestra psique a fin de que pueda continuar enfocada en el acá y el ahora, o sea, en el presente.
Si nos fijamos, nos percataremos de que cuando efectuamos acciones rutinarias como cocinar, pasear, o bien conducir, nuestra psique piensa en instantes que han sucedido, o bien en otros futuros y, en no pocas ocasiones, estos pensamientos acostumbran a ser negativos.
Este género de meditación te dejará anular estos pensamientos y ganar en bienestar.
Meditación Zazen: es la meditación sentado, por su traducción textual, y se fundamenta en la respiración Zen, un género de respiración larga, profunda y suave.
Concentrados en la situación y mientras que se respira, dejamos que nuestros pensamientos pasen por delante de nosotros, sin oponer resistencia o bien aferrarnos a ellos.
Dejándolos pasar vamos a llegar a nuestro inconsciente más profundo.
Meditación Trascendental: para aprenderla aconsejan buscar un maestro certificado que nos guíe en el proceso de llevar a nuestra psique a un estado de calma, a trascender.
Esto es, adentrarnos en nuestro interior y que nuestra psique y nuestro cuerpo alcancen un profundo relax.
Se aconseja practicarla un par de veces al día en sesiones de veinte minutos.
Meditación Vipassana: famosa asimismo como penetrante, es de origen indio, y consiste en ver las cosas como son realmente.
A través de la auto-observación de nuestro cuerpo y mente, y de la interconexión entre los 2, podemos lograr un mayor equilibrio de nuestra mente y, en consecuencia, un mayor bienestar.
Meditación Mantra: consiste en meditar a través de la reiteración de un mantra o canción.
Concentrados en la respiración, y a través del canto y sus vibraciones, conseguimos desconectar de nuestros pensamientos y liberar nuestra mente.
El mantra más básico y conocido es el Om.
Beneficios de la meditación
La meditación cambia el patrón de nuestras ondas cerebrales llevándolas al estado alfa, que está asociado a los momentos de relajación.
No hay una edad límite para empezar a meditar, ni es precisa una condición física determinada para hacerlo; del revés, todo son ventajas.
La práctica diaria de la meditación tiene rebosantes aspectos positivos y da beneficios terapéuticos que se aprecian no solo en el plano mental, sino a otros niveles como el físico, sensible y asimismo, incluso, el espiritual.
En el plano físico, meditar baja la presión sanguínea, y este descenso de la tensión conlleva la reducción del riesgo de padecer úlceras, cefaleas, insomnio, o inconvenientes musculares y, por su lado, implica un aumento de la eficacia de nuestro sistema inmunológico.
A nivel sensible, la meditación cambia el patrón de nuestras ondas cerebrales llevándolas al estado alfa, que es aquel que está asociado a los momentos de relajación, con lo que conseguimos reducir el nivel de agobio y la ansiedad.
Cuando meditamos, emocionalmente nos sentimos más estables, aumenta nuestra sensación de dicha y desarrollamos nuestra capacidad de relativizar los inconvenientes y amoldarnos a los cambios, puesto que se agudiza nuestro razonamiento y se minimizan la ira y la frustración.
Esta sensación de bienestar trasladada a nuestra vida diaria tiene una repercusión directa en otros campos como, por servirnos de un ejemplo, en el instante de aumentar el grado de concentración y la eficiencia en el trabajo.
De igual forma, la meditación se utiliza de forma satisfactoria para el tratamiento de adicciones como el tabaco o el alcohol, o para aliviar los síntomas de enfermedades crónicas.
Un reciente estudio de la Fundación para la Investigación y Prevención del Alzheimer de Tucson (EE.UU), revela que la meditación ayuda a mejorar la situación de los pacientes que padecen deterioro cognitivo y adversidades sensibles.
Las 6 claves para aprender a meditar
Aprender a meditar es una cosa que está al alcance de cualquiera.
Estas son las claves básicas para agregar esta práctica milenaria a nuestra vida rutinaria fácilmente y sencilla:
1.-El paso inicial y más esencial es encontrar un espacio recomendable.
Podemos ir a un centro de meditación, o bien decantarnos por la opción más accesible y hacerlo en casa.
Sea como fuere el lugar que escojamos, ha de ser un espacio íntimo, en el que debemos sentirnos muy cómodos y, sobre todo, ha de ser silencioso.
Podemos hacerlo más agradable utilizando velas, incienso, o imágenes relajantes.
2.-No se puede meditar tumbado.
Aunque técnicamente se pueda hacer, la posibilidad de quedarse dormido durante la meditación es muy grande, de ahí que haya que aprender a meditar sentado y, preferiblemente, en el suelo.
Por lo general, un adulto occidental encuentra una dificultad extrema en estar sentado en el suelo más allá de 5 minutos.
Al principio podemos emplear una silla para, más adelante, empezar en el suelo usando la pared como respaldo.
Con el tiempo y la práctica, conseguiremos ir acomodando y entrenando nuestro cuerpo para estar en una situación cómoda durante por lo menos una hora.
Otra opción alternativa es la utilización de cojines de meditación o bancos zen, aconsejables para que la postura sea lo más erguida y estable posible.
3.-La meditación, mejor en ayunas.
El proceso digestible es una de las funciones de nuestro organismo que más energía requieren; tras comer, las personas se sienten menos concentradas y más adormiladas.
Por esta razón, la meditación se debe realizar preferiblemente en ayunas, o cuando menos 2-3 horas tras haber realizado la última comida.
Un buen momento para meditar es hacerlo justo después de levantarnos.
Tras darnos una ducha y de tomar una bebida templada -té o infusión-, encontrar esos 5 minutos iniciales para meditar es una experiencia fantástica y simple que puede mudar por completo nuestro día.
4.-Inspeccionar la respiración es esencial para la práctica de la meditación, y debe ser profunda y suave.
Al paso que respiramos, nos concentraremos en nuestra postura, relajaremos nuestro cuerpo, y dejaremos que nuestros pensamientos fluyan de forma natural, sin retenerlos o sentirnos perjudicados por ellos; solo observándolos para, entonces, dejarlos pasar.
Tras esto, busca pensamientos que te generen sensaciones positivas y observa de qué forma te sientes ante ese bienestar, retén esa sensación de bienestar y, por último la sesión, hazlo poco a poco y concentrándote nuevamente en tu respiración.
5.-Lo más esencial para aprender a meditar es crear un hábito.
Cualquier práctica o disciplina se convierte en algo amable cuando hemos hecho de ella un hábito en nuestra vida.
Una de las técnicas más usuales para crear un hábito es hacerlo todos los días en el mismo lugar y a la misma hora, empezando por tiempos alcanzables.
Dedicar a la meditación un espacio diario de 5 minutos es tiempo más que suficiente al principio, y extremadamente útil.
Trascurrido el tiempo podemos aumentar el tiempo dedicado 2 minutos cada mes.
Tras un año, habremos pasado de 5 minutos de silencio a ser capaces de estar media hora y, tras un par de años, una hora completa.
6.-Y, sobre todas y cada una de las cosas anteriores, lo más esencial es encontrar un buen maestro o guía con experiencia.